Desde que Linneo en 1731 desarrolló la nomenclatura binomial, indicando el género y la especie, para todos los seres vivos, se ha usado esta denominación estándar para su clasificación (Código Internacional de Nomenclatura Botánica). De esta forma, las plantas adquirían un nombre botánico científico. Ello facilita su reconocimiento, ya que los nombres comunes varían dentro de un mismo idioma, dependiendo del lugar. Ejemplo de ello es, por ejemplo, el nombre LIRIO: con el se puede nombrar tanto al género Iris, como Lilium, Spathiphyllum, Convallaria majaris, Zantedeschia aethiopica, Pancratium maritimum, Clivia miniata, Agapanthus africanus…