DALIAS: BELLEZA Y FRAGILIDAD
BREVE HISTORIA
En 1570 Felipe II envió a Francisco Hernández a México para que estudiara sus recursos naturales. Entre ellos descubrió lo que hoy conocemos como dalias, que en nombre azteca se correspondía con Acocothi y Cocoxochitl. En 1648 publicó el libro Rerum medicarum Novoae Hispaniae Theasaurus (descargable en bibliotecavirtual.larioja.org) donde decía:
“Llaman Acocotli (tubo acuático) a esta hierba los de Quauhnáhuac y los de Tepuztlán, Chichicpatli, la cual tiene hojas como un nardo montano, pero divididas en cinco hojuelas, llenas de senos, las cuales en los extremos de los tallos, que son de un palmo de largo, delgados y rollizos, tienen las flores a manera de estrellas sobre color amarillo a rojo, tiene dos raíces semejantes a bellotas, que se rematan en dos hebras, por la parte exterior negras y por la interior blancas, parece en alguna manera que pertenece a las especies de ligústico”
Esta planta que crecía de forma silvestre en México no despertó, sin embargo, mucho interés en Europa, donde empezó a introducirse en el s. XVIII. En 1789, el director del jardín botánico de la Ciudad de México envió semillas a Antonio José Cavanilles Palop, que trabajaba en el Real Jardín Botánico de Madrid: tres especies diferentes que denominó: Dahlia pinnata, Dahlia rosea y Dahlia coccinea (ver Antonio José Cavanilles, Iconos et descripciones plantarum, vol, 3, Madrid 1794 – descargable en bibdigital.rjb.csic). Todas estas plantas eran simples, con pocos tallos. En un principio se cultivaron en invernaderos en Europa hasta que se descubrió que crecían mucho mejor en el exterior.
GRAN VARIEDAD DE DALIAS
Los cultivadores descubrieron pronto que las dalias eran propensas a cambiar de forma, color y tamaño, pues son hibridantes naturales. De ahí que explotaran diferentes variedades. Solo se les resistía un color: el azul, llegándose a ofrecer ₤ 1000 en Londres, que no llegaron a pagarse. Hoy se sabe que la ingeniería genética no puede producir el color azul.
Las primeras formas de dalia que se hicieron más populares fueron las de forma de globo. El primer registro de clasificación de dalias se realizó en 1833 en Alemania. Pero sólo en 1934 se llevó a cabo una clasificación exhaustiva de cultivares en el Jardín Botánico de Nueva York, que incluía 14000 diferentes variedades. Actualmente se incorporan unas 150 variedades al año, existiendo un Registro internacional de dalias (rhs.org.uk).
La popularidad de las dalias aumentó debido a su fácil cultivo y hoy día se celebran varios festivales: RHS Hampton Court Palace Garden Festival. Aunque los concursos de dalias de Wisley dejaron de funcionar hace algunos años, se ha recuperado para 2021.
En el Real Jardín Botánico de Madrid podemos disfrutar de una gran variedad de dalias, cortesía del gobierno mexicano.












ALGUNAS INDICACIONES SOBRE SU CULTIVO
La época de plantación es marzo-abril, en suelo rico en materia orgánica y ligero. Aunque prefieren una ubicación soleada, si las vamos a plantar en un lugar con altas temperaturas, es mejor hacerlo en semisombra. Para mantener la humedad es aconsejable añadir algún tipo de mulch. Hay que tener cuidado con el viento ya que los tallos son muy frágiles.
El marco de plantación va a depender de la variedad, aunque por regla general se plantarán a 50cm de distancia y a una profundidad de 10-15cm. A las babosas les encantan los tallos jóvenes de las dalias: si quieres protegerlos puedes añadir tierra de diatomeas.
Cuando las dalias tienen tallos largos, lo ideal es poner tutores, uno por tallo, para evitar que se doblen cuando salgan las flores.
El riego debe ser moderado y siempre sobre la tierra (no hay que mojar ni hojas ni flores). Es preferible el riego en profundidad y distanciado.
Debe añadirse abono granulado en la plantación y abono líquido cada 2 semanas desde julio hasta septiembre, con alto contenido en potasio (como el abono para tomates) para incentivar la floración.
Cuando las flores se sequen, es aconsejable realizar pinzados, podando los tallos por encima de las yemas. El pinzamiento semanal ayuda a la floración continua. Si la planta tiene muchos tallos, habrá que aligerarla en junio-julio, reduciéndolos. Si se trata de dalias gigantes, dejar de 3 a 5 tallos por planta. Para el resto, dejar de 7 a 10 tallos por planta. Esto se hará podando por encima de un par de hojas a unos 40 cm.
Cuando bajan las temperaturas, se termina la temporada de las dalias. En este momento caben dos opciones:
1. Dejarlas en su sitio, cortando los tallos y cubriendo la tierra con mulch (compost o virutas) unos 10-15cm.
2. Sacar los tubérculos: cortar los tallos y desenterrar los tubérculos. Sacudir para que quede la menor tierra posible; retirar los bulbos dañados o muertos. Reducir los tallos hasta 5-15cm y almacenarlos en cajas poco profundas; tapar con material aislante (ej.: arena). Poner en lugar oscuro y fresco. Tapar con periódico.
La reproducción debe hacerse en primavera, cuando aparezcan los primeros tallos, por división, pero dejando siempre más de un bulbo por planta.
Y para quienes sean amantes de la lectura, no hay que olvidar la obra de James Ellroy, La Dalia Negra.